Matrimonio de rancio abolengo, marquesa y Grande de España ella, ingeniero, abogado y banquero, además de Grande de caballero de la Orden de Malta del Santo Sepulcro y del Santo Cáliz de Valencia él, su asesinato conmocionó a la sociedad de la época. Aparecieron tiroteados a bocajarro en su tálamo nupcial la madrugada del 1 de agosto de 1980 . La crueldad y aparentemente inexplicable ejecución de la discreta y desconocida pareja de aristócratas conmocionó a la sociedad española de la época. La prensa hizo su agosto
Aquella madrugada unos desconocidos habían entrado en el chalet de Somosaguas de Manuel de la Sierra y María Lourdes Urquijo y les habían disparado a bocajarro mientras dormían. Desde el primer momento se descartaba el suicidio y tomaba forma que el motivo del asesinato podía ser la venganza personal. Rápidamente se ponía en marcha la investigación policial de un crimen que se calificaba como “caso inexplicable”. La residencia contaba con vigilancia de seguridad y no se aprecíaban síntomas de robo. Solo aparecía un cristal roto en la planta baja, por lo que todo parecía indicar que los asaltantes ya conocían la vivienda.
Apenas diez días después del suceso, hablaban los hijos de los marqueses: Myriam y Juan. Aclaraban rumores y expresaban su deseo de saber quién y por qué había asesinado a sus padres.
La policía tenía varios sospechosos. Entre ellos, Rafael Escobedo, marido de la hija mayor de los marqueses. Y no iban desencaminados. Ocho meses después del crimen, Escobedo era detenido y confesaba ser el asesino de sus suegros, a quienes culpaba de su fracaso matrimonial con Myriam.
Juicio confuso
En 1983 empezaba el juicio para esclarecer el caso, pero los informes y testigos lo hacían imposible llegando incluso a implicarse al menor de los hijos de los marqueses, Juan.
Escobedo, condenado
Tras el tortuoso juicio, la Audiencia de Madrid sentenciaba a Rafael Escobedo a 53 años de cárcel, 26 por cada muerto, considerando probado que había asesinado a sus suegros. Lo condenaban por infringirles la muerte “por sí solo o en unión de otros” . Sentencia que sembraba la duda sobre si podía haber otros implicados. ¿Habría sido Rafael víctima de una confabulación?.
También Javier Anastasio, íntimo de Escobedo, fue procesado por el crimen. y no dudó en señalar al hijo de los marqueses como implicado. El ‘fiel amigo’ ingresaría en la prisión de Carabanchel y sería puesto en libertad provisional en marzo de 1987, poco después huiría de España. Jamas sería juzgado, y en el 2010 se le retirarían todos los cargos que pesaban sobre él al cumplirse 30 años del crimen.
En el segundo sumario del caso, abierto en octubre de 1983, el marqués de Torrehermosa, Mauricio López-Roberts, era detenido también como encubridor del suceso. Condenado a diez años de cárcel, por asegurar que había prestado 25.000 pesetas a Anastasio para que viajara a Londres el día en que fue detenido Rafael Escobedo, el 18 de febrero de 1991, el Tribunal Supremo confirmaba su condena.
El culpable aparece muerto
Casi siete años después del misterioso crimen, el 27 de julio de 1988, Rafael Escobedo aparecía ahorcado en su celda de la cárcel de El Dueso (Cantabria): se había suicidado. Lo había intentado una semana antes con una sobredosis de heroína. Como si de una carta de despedida se tratase, semanas antes el yerno de los Urquijo había concedido una entrevista a Jesús Quintero y en ella había asegurado que la cárcel le había “destruido”. El suicido no era sino una muerte anunciada.
Escobedo se llevó a la tumba la verdad sobre lo que sucedió aquella madrugada del primero de agosto de 1980 en Somosaguas. Pero Myriam, la primogénita de los Urquijo y ex mujer del condenado lo tenía claro. Experta en autoayuda, en una entrevista en La Contra aseguraba casi dos décadas después del asesinato de sus padres que con la sentencia se había hecho “justicia”.
35 años después, ‘la verdad continúa ahí fuera’
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