Nacida a principios del siglo III, en Nicomedia, cerca del mar de Mármara. Cuenta la tradición, que Santa Bárbara era hija de Dióscoro, hombre de malos sentimientos. dado que ella no quería creer en los ídolos paganos de su padre, éste la encerró en un castillo. Esto no impidió que Bárbara se convirtiera al cristianismo y mando en secreto a construir una tercera ventana en donde se encontraba encerrada, simbolizando la Santísima Trinidad. Sin embargo, este acto enfureció más a su incrédulo padre, quien permitió que la martirizaran cortándole la cabeza con una espada.
De esta manera, Santa Bárbara es representada con una espada, una palma (señal de que obtuvo la palma del martirio) y con una corona porque se ganó el reino de los cielos. La misma tradición señala además, que cuando Dióscoro bajaba del monte donde habían matado a su hija, le cayó un rayo y lo mató, y es por este hecho, que muchas personas rezan a la santa para pedir su intersección y verse libre de los rayos de las tormentas.
El padre carmelita Claudio de San José narra en un manuscrito de la Orden Carmelita, que el sepulcro de Santa Bárbara fue venerado por fieles quienes reportaban curaciones milagrosas. Su fama era muy reconocida en el siglo VIII y varios empezaron a llevarse las reliquias hasta que fueron trasladadas a Constantinopla y después a Venecia.
Su culto fue confirmado por San Pio V en 1568 y se convirtió en uno de los catorce santos auxiliadores del Santoral. Su festividad se celebra el 4 de diciembre.