Justo antes de que entraran los nazis a Polonia, el joven de apenas 19 años Ernst Weitz, tuvo oportunidad de salir de su tierra para venirse a Venezuela como inmigrante, llegó como llegaba en la época, por Maracaibo, y se trajo todos los conocimientos de confitero industrial que habia aprendido en su Viena natal,
De Maracaibo se trasladó hacia Caracas, donde tuvo la grata sorpresa de encontrar a sus antiguos jefes en Viena, quienes habían montado la que fué célebre pastelería en Venezuela, La Vienesa, en Sabana Grande. De estos inicios pasó a formar parte de Savoy, la gran industria chocolatera venezolana.
El caso es que el confitero polaco, fué uno de los creadores de la deliciosa maravilla de una avellana cubierta de chocolote blando y pasta de avellanas, varias capas de chocolate y pulitura de jarabe, que se llamó Toronto.
El Toronto es parte del sabor venezolano, quien no come Torontos, no es venezolano !!