Cuando sufrimos un suceso traumático, la conmoción puede repercutir en nuestros pensamientos o sentimientos por mucho tiempo. El tiempo que uno tarda en recuperarse corresponde al grado de la pérdida y a cuánto tiende la mente a revivir lo sucedido. El trauma accede a estructuras emocionales muy profundas en la mente y, si no usamos la consciencia para navegar por el paisaje emocional de nuestro trauma, este podría transformarse fácilmente en un melodrama que llevaríamos de manera inconsciente durante toda la vida. Reconoce lo que está pasando en tu mente. La mente es un narrador que adora embellecer las historias con cada narración. Por eso, aférrate a los hechos. ¡Tan solo los hechos! Abstente de entrar en escenarios hipotéticos de lo cerca que estuvo de pasar algo o pensar en lo que pudo haber sido. Lo que ocurrió es lo que pasó y nada de lo que la mente cree sobre eso será real.
Regresa al presente. Los eventos traumáticos suelen pasar como una película en la mente, una y otra vez. Cuando te encuentres reviviendo el horror, respira profundamente y siente tus pies para regresar al presente. Observa lo que pase en ese momento: la silla en la que estás sentado, si es de día o de noche, los sonidos que escuchas, etc. No puedes hacer estas cosas en ningún otro momento que no sea cuando te encuentres en esta situación, pero también date cuenta de que, al menos al comienzo, tendrás que hacer este ejercicio varias veces al día
