¿Conoces las leyendas y mitos de la Semana Santa? Aquí te contamos algunos de ellos

¿Conoces las leyendas y mitos de la Semana Santa? Aquí te contamos algunos de ellos

Aquí te contamos algunos de ellos

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El diablo suelto
Entre los campesinos trujillanos sobresalen historias de luces que sobresalen en la oscuridad de la noche, se habla de tesoros escondidos, personas que han ido en busca de estos «entierros» se han encontrado con el propio «diablo». Todo el que encuentra uno de estos tesoros, según la tradición popular, debe mandar a hacer 30 misas, si se la da de vivo y no cumple, al poco tiempo queda más limpio que «Juan pueblito». Cuentan viejos cronistas de nuestros pueblos, la Semana Santa años atrás, era completamente distinta a lo de ahora: El silencio era total, las calles quedaban solitarias, las iglesias quedaban pequeñas ante la multitud de personas que la visitaban. Nadie bailaba, el que lo hiciera podía quedar con alguna enfermedad física. Si el muchacho hacía alguna travesura, había que tragar callado, no se le podía dar sus buenos chaparrazos. Semana Santa era todo un reencuentro con quienes se habían marchado a lejanas tierras.Hoy queremos compartir algunas costumbres y creencias pueblerinas relacionadas con la Semana Mayor Entierro de morocotas.


Son tesoros enterrados, cofres repletos de monedas de oro. En tiempos de «María Castaño» cuando no habían llegado los bancos y banqueros a hacer dinero a costilla de los clientes, la gente adinerada enterraba «la bola de bolivarianos» en los patios o paredes de las casas, por miedo a ser robados por propios o extraños. En el momento menos esperado! zúas! al gran «cacao», así se le decía a quienes tenían mucha riqueza, le daba una moridera, sin poder avisar a sus familiares donde había dejado los «biyuyos». Las morocotas de oro permanecían enterradas bajo tierra, protegido por el alma en pena del dueño, quien por avaricia, a nadie hecho el cuento donde había escondido tamaña riqueza. En Semana Santa eran los días ideales para encontrar botijas escondidas.

Escapularios
Es lo que llaman los trujillanos, en la vieja Venezuela, una «contra». Es elaborado en tela y fieltro, protege de todo mal, dicen que aquellos que lo cargan no les pica «ni coco»: ningún hechizo le hace daño, ni otra fuerza maligna. Tiene más poder si se le reza y se le bendice con agua bendita, se lleva en el cuello, dentro de la cartera o debajo de la almohada.

Espantos
Así se le llama a todo fantasma que pega unos sustos de ¡Señor mío! Se cree que es la encarnación del alma de alguien que está en pena. En el sector Las Acacias hay tremenda quinta que nadie quiere alquilar o comprar porque de noche salen unos espantos que ponen los pelos de punta al más guapo, los interesados en adquirir la vivienda cuando le echan el cuento de lo que allí sucede en las noches de oscurana, dicen para sus adentros; «patitas pa’ qué te tengo» y se marchan por donde vinieron, haciéndose la señal de la cruz.

Agua bendita
Se dice que el agua bendita sirve para alejar «espantos» o fantasmas, ahuyentar al mismo diablo y alejar toda fuerza negativa. Cuando un niño muere sin ser bautizado, se le unta agua bendita sobre la frente y el pecho, a manera de bautismo, mientras se le da un nombre y se invoca al espíritu santo, de lo contrario, el alma del niño podría quedar vagando por el mundo.

Ajo pa’ bueno
El campesino venezolano lo usa para condimentar exquisitamente las comidas, si alguien en casa está medio «Federico» con la tensión alta, el ajo, es más que milagroso. También es utilizado, especialmente el ajo morado como «el viagra del pobre», dicen que los hombres se ponen como un toro. En el siglo pasado se le atribuía a esta planta, por su poderoso olor, la fuerza para alejar el demonio de las casas de familia. Se usaba tipo collar en el cuello de las muchachonas para protegerlas de cualquier vagabundo que intentara abusar de ellas cuando caminaban solitarias por esos campos floridos.

Te voy alumbrar
Cuentan que en el siglo pasado, uno de los más célebres trabajos de brujería, consistía en alumbrar a la víctima, con una vela negra si se deseaba que llevara «vainas» o con una vela roja si se deseaba atraer o enamorar a una persona. Al hombre mujeriego, para que siempre permaneciera en casita, tranquilo y sin nervios, y no le pasara por la cabeza dejar «el pelero» se le ubicaba una fotografía en la base de la vela o detrás de ella y esta luz no debe apagarse durante 7 días seguidos. Hay que estar «mosca» para que no se apague y cuando se esté ya consumiendo cambiarla por otra vela del mismo color.

Amuleto para la buena suerte
Nació en la idea de que el amuleto acompañará a la persona y la protegiera de todo mal. Es algo más que sobrenatural, el amuleto puede ser una piedra, una planta, un cristal, una imagen. Aleja de todo mal físico o espiritual, y atrae todo lo bueno. Puede ser la pata de un conejo, un azabache, una pepa de zamuro o una mata de zábila en la puerta de la casa.

Ánimas del purgatorio
Se habla que son almas en pena que esperan ser liberadas de algún tormento. En Venezuela donde el único alivio efectivo contra la pobreza es la «esperanza» de que la cosa más adelante se ponga buena. Existe la devoción a determinadas ánimas, que por su vida, se han ganado la fama de «milagrosas» y que la gente cree que puede ayudarles a obtener bienestar, trabajo, felicidad o dinero.

Ataduras de amor
Muchos brujos son veteranos en eso de hacer «ataduras» de amor, lo hacen por encargo, cobran por su trabajito 60 ó 100 mil bolivarianos de los viejos. Me contaba una amiga que el resultado es cien por ciento positivo, el hombre al que quieren enamorar, lo hace locamente.

Augurios
Dicen que vienen del más allá. Son anuncios de que algo «pavoso» está por ocurrir, se presentan en forma de sonidos, toques en la puerta de la vivienda en horas de la madrugada, sueños extraños o sencillamente acontecimientos que no son «normales». Muchos han escuchado toques en la puerta, luego, les ha llegado la noticia que un familiar había «pelado cacho», otros, especialmente campesinos, caminando montaña adentro, escuchan ruidos y silbidos muy raros y eso los detuvo continuar el camino evitando un suceso lamentable.

La culebra bachaquera
Usted llega a cualquier casa campesina y lo primero que ve es una culebra muy extraña, la cabeza se parece a la cola, se guarda en un frasco; vivita y coleando, se le echa ron del bueno. Ese ron se toma en pequeñas dosis y ayuda para aliviar una gran cantidad de dolencias musculares.

Cariaquito morado
Es una flor silvestre, es excelente para alejar la pava, la mala suerte y atraer todo bueno. Se cocina en agua bendita y luego verá que todo se pone «a pedir de boca».

 

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