Indudablemente, hay pequeños detalles que revelan mucho más que muchos comentarios.
La leyenda hablará siempre, de la bella historia de amor, vivida entre la Reina Elizabth II de Inglaterra y su marido, el Duque de Edimburgo, Philip Mountbatten, Príncipe de Grecia y Dinamarca, descendiente de la Reina Victoria de Inglaterra.
Quedan para los interesados en estos temas, fotografías de un valor extraordinario, que dejan ver sin vacilar, que entre este matrimonio existió un amor verdadero, dulce, fuerte y apasionado.
Muy mal lo debe estar pasando esta anciana monarca, ante la realidad, de que su compañero, su guía, su fuerza y gran amor, partió y es ella quien ahora sola, estoicamente como la definieron sus hijos, debe seguir adelante, dirigiendo el Reino Unido, justo en momentos en los cuales atraviesa penas familiares y vacíos difíciles de llenar.
Duro el camino de reinar sola Majestad.
Nuestro respeto y simpatía.