De carácter sencillo y sonrisa genuina, al sentarse frente al teclado vemos a un gran Maestro del Piano.
Teclas que tiende a acariciar al momento de tocar cualquiera de las piezas que interprete, porque sin duda es un apasionado de la música.
Ha presentado recitales en países como Alemania, Austria, España y evidentemente a lo largo y ancho de su natal Argentina.
Hoy tenemos el agrado de traerles está entrevista al brillante pianista Hugo Schuler, quién radicado en Barcelona, España, nos habla de su vida como músico, y los interesantes proyectos que tiene a futuro.
¿A qué edad pusiste tus manos sobre el teclado por primera vez?
-En casa de mis padres teníamos un piano que había sido de mi abuelo, con el cual tomé contacto y empecé a explorar ya de muy pequeño (se trata de ¡un hermoso Kawai, que conservo ahora en Buenos Aires!). A partir de allí, tomé mis primeras clases de piano a los cinco años. Se dio todo de manera muy natural. Lo curioso es que no provengo de una familia de músicos; mi abuelo sí era aficionado a escuchar discos de música clásica (además había adquirido aquel piano, aunque nunca aprendió a tocarlo). Así que me gusta pensar que de alguna manera empecé yo con la tradición familiar!
¿Cuándo ofreciste tu primer concierto?
-Mi primer recital lo ofrecí a los 16 en la ciudad de La Plata, con un programa dedicado exclusivamente a Debussy – recuerdo haber tocado su ciclo de estudios para piano, junto a a la suite Pour le Piano y otras obras. Fue tanto el entusiasmo ante esa experiencia que a las pocas semanas realicé un segundo concierto, esta vez monográfico sobre Liszt (Consolaciones, Vals Mefisto, Mazzepa). Varias de estas obras me siguen acompañando hoy en día.
Con recitales en distintos países como Alemania, Austria, España, evidentemente Argentina ¿Ese chico de Quilmes imaginó tal éxito?
-Es difícil imaginar de pequeño la dirección que va a tomar no sólo la carrera, sino también los intereses y valores a partir de los cuales nos vinculamos con la música. La concepción que uno puede tener a determinada edad sobre lo que es “ser un músico” -o lo que eso implica- creo que va variando enormemente con el correr de los años, al punto que jamás me hubiera imaginado de adolescente que me podrían interesar (o que siquiera existirían) determinadas problemáticas o áreas de especialización musical. Pese a esta diversidad de rumbos que uno puede ir tomando, sí creo que hay motivaciones fundamentales que ejercen una influencia a lo largo de todas las etapas – del mismo modo que un niño puede estar fascinado con el mar de una manera primordial, para luego muchos años más tarde orientar ese vínculo abstracto a áreas tan disímiles como ser capitán de barco, guardavidas, u oceanógrafo.
¿Cuál es tu canción/melodía preferida?
-Siempre regreso a las Variaciones Goldberg (Bach), una obra que también me acompaña desde muy joven y por la que siempre sentí una gran afinidad personal; y también a determinados movimientos de Beethoven que me conmueven por su carácter reflexivo/introspectivo, como el 2do movimiento de su sonata Op. 111 o el adagio cantabile de la “Patética”. Bueno, y cómo no pensar en el primer movimiento del Concierto para piano II de Brahms, creo que es una experiencia sobrecogedora que todo pianista debería permitirse experimentar.
En cuanto a repertorio de mis próximos recitales, diría que One Day (Zimmer) se está convirtiendo en una de mis piezas de cine favoritas. Y, por el lado del romanticismo, el preludio de Tristán e Isolda (Wagner) me sigue generando la misma fascinación de siempre.
Cuéntanos de 3 compositores que ames
-Bach, Beethoven y Liszt han sido siempre compositores que sentí muy cercanos.
Al momento de salir al escenario ¿tienes alguna superstición?
-En los minutos previos intento hacer un recuento de las cosas más importantes que quiero “decir” durante el recital: en general suele tratarse de arcos dinámicos o de contrastes de carácter entre obras/ secciones.
«Diría que, al igual que los pianos y las salas, cada público es distinto, y esto contribuye a crear un clima único en cada concierto».
¿Qué sientes al estar en el escenario tocando para el público que asiste para escucharte?
– Diría que, al igual que los pianos y las salas, cada público es distinto, y esto contribuye a crear un clima único en cada concierto. En este sentido, uno en tanto intérprete debería estar muy receptivo para poder adecuarse y sintonizar con todas estas variables. La situación ideal, creería, es cuando uno puede combinar la sensación de estar comunicando algo -algo profundo- con una sensación de intimidad y recogimiento (lo que posibilita el acceso a ese plano personal de profundidad).
¿Te has fijado que acaricias las teclas del piano?
– ¡Me lo habían comentado! Es un “color” de mi paleta de toques al que le suelo sacar bastante partido. El piano posibilita una infinidad de gradaciones y sutilezas sonoras, y creo que nuestra disposición corporal tiene que ser lo suficientemente flexible para poder capturar todo tipo de intuiciones musicales y mediarlas con la mecánica instrumental.
«La presentación de mi CD Goldberg+ en Múnich fue muy emotiva»
¿Algún recital inolvidable?
– La presentación de mi CD Goldberg+ en Múnich fue muy emotiva, y también guardo un recuerdo muy grato de cuando toqué por primera vez en público los dos libros completos de El Clave Bien Temperado (en Rosario).
¿Qué te inspira cada día cómo músico?
– Diría que una gran fuente de motivación interior es la de intentar comprender cada vez en mayor profundidad las preocupaciones musicales de los grandes compositores; y, de manera más abstracta, las características intrínsecas de los lenguajes musicales que habitan -los elementos que confieren tensión, equilibrio, sus contradicciones, sus paradojas-. Este interés por descubrir nuevas lecturas de las obras (y de nuevos elementos metaforizables) te permite mantener un contacto fresco y espontáneo con el repertorio, y abre la posibilidad de conectarse expresivamente con el oyente a través de más medios.
Profesor de las cátedras de Contrapunto en la Universidad Nacional de las Artes y de Piano en la Universidad Católica de Salta, además de ofrecer masterclasses en otras instituciones como el Conservatorio Superior del Liceo de Barcelona o el Conservatorio de la Ciudad de Buenos Aires.
¿Cómo se siente el poder transmitir conocimientos través de dar clases?
– En lo personal, siento una correspondencia muy profunda entre comunicar un repertorio al público en el marco de un recital y explorar/transmitir conceptos de teoría musical o biomecánica en el marco de una cátedra universitaria. En ambos casos, se produce un intercambio del cual uno sale también enriquecido; con lo cual, me siento realmente muy afortunado de poder contar con todos esos espacios.
Luego de vivir tantos años en Buenos Aires, radicado ahora en Barcelona, ¿cómo se traduce este cambio?
– Barcelona es una ciudad con la cual mantengo un vínculo profesional desde hace ya más de una década, por lo que el proyecto de establecer una residencia más extendida surgió de forma muy natural. Y, desde ya, los muchos rasgos culturales compartidos entre España y Argentina hacen que uno pueda sentirse como en casa.
¿Qué puedes decirnos de tus próximos proyectos?
– El próximo sábado 9 de octubre voy a estar participando en la nueva edición del Festival Internacional “Sona Mollet” aquí en Barcelona, presentando un programa novedoso de transcripciones para piano de música de cine, y que voy a ofrecer en pocas semanas también en Argentina. Y desde lo académico, la próxima semana voy a impartir un seminario online de análisis para el CONAMU (Conservatorio Nacional de Música de Paraguay) que tratará sobre una comparativa de modelos de sintaxis armónica tonal, con eje en el enfoque Schenkeriano.
Una frase para los lectores de la REVISTA TODO LO CHIC
– No dejen de conectarse nunca con su deseo – entendido este no como mera búsqueda hedonista, sino como la suma de sus motivaciones e intereses más profundos y personales.
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Por: María Beatriz Frías-Muñoz
@befriasm