Al comienzo de la pasarela, un barroco arco dorado de estrellas y flores hace de majestuosa entrada y, en el ‘front row’, Paco Clavel y la actriz Norma Ruíz figuran entre los invitados conocidos del modisto. El desfile comienza con dos bailarines de flamenco vestidos de negro y encaje que arrancan el aplauso del público. Después todo empieza con colores neutrales en prendas de punto a mano como abrigos, vestidos cortos con ‘cut outs’ o largos calados con flecos o un mono con escote en la espalda. Las prendas de paño y lana en tonos otoñales que llegan a continuación rompen esa especie de quietud incorporando transparencias de tul y encaje así como aplicaciones de piel y metal. Una bómbwe ‘oversized’ con capucha o un conjunto caqui de falda y camisa con la palabra LOVE bordada en la espalda también se hacen notar como toque de modernidad, así como un look de estética pijama. La seda, punto importante para el creador, aparece en todas sus versiones en oro y burdeos y con estampados inspirados en la iconografía católica en vestidos y botas altas de estética cowboy. Para la noche, Francis apuesta por vestidos con acentuados drapeados, aberturas y encaje en rojo, burdeos y negro, en tejidos de gasa o terciopelo -además de la presencia de pantalones o faldas plisadas para los hombres-; también diseños en oro y plata con detalles de cota de malla a lo Rabanne y vestidos de encaje en fucsia y negro. Y, para terminar, el momento nupcial: una novia vestida de gasa con un tocado superlativo de flores con forma cónica que da por terminado un desfile efectista y muy variado como no podía ser de otra manera.