Antes de traer el nuevo inquilino, sobre todo si lo hemos rescatado de la calle, pasa primero por el veterinario para que lo examine, ponga al día sus vacunas y compruebe que está sano. Considera también la opción de la esterilización o la castración para evitar problemas de marcaje o que se te llene la casa de gatitos.
Ten preparado un cuarto para el nuevo inquilino separado de tu “primer gato”.
Cuando llegues a casa con el nuevo gatito, no lo presentes de una a tu primer gato. Lo normal en estos casos es que se produzca rechazo, miedo y estrés por ambas partes. Mantén al nuevo inquilino dentro de su transportín un rato (incluso puedes taparlo con una manta para que no se vean sino que comiencen a olerse) y deja que se vayan conociendo. Si se bufan o protestan es normal. No les castigues ni les grites, sólo debes darles algo más de tiempo. Es mejor que acaricies sobre todo a tu primer gato para que se sienta seguro y no amenazado por su nuevo compañero.
De hecho, procura prestar más atención a tu primer gato para que sepa que no tendrá que competir por tus caricias con el nuevo gatito.