Tener buena posición económica, social, etc, no es garantía de tener buena educación.
Una persona puede tener modales impecables, sin por ello ser adinerado; tener un apellido importante o conocido y ser francamente falto de cualquier referencia de educación.
Los buenos modales y la buena educación se demuestran poniéndolos en práctica a diario.
También en la vida profesional son absolutamente necesarios.
Hay ciertas reglas y normas de comportamiento que ayudan a la convivencia con los demás.
Si se respetan, la vida pasa con más tolerancia y mejoran las relaciones con otras personas.