Rosas, chocolates, tarjetas, globos, vino, peluches, velas y cenas románticas. Estas son las primeras cosas que vienen a la mente cuando se habla del Día de San Valentín. Sin embargo, la tradicional fiesta donde los enamorados se agasajan no siempre se trató de regalos, cartas y escapadas en pareja. De hecho, las primeras postales de San Valentín las comenzó a vender Esther Howland en la América anglosajona de 1842, pero la festividad en realidad data de los primeros años del cristianismo.
Alrededor del año 325 d.C., la Iglesia Católica debatía sobre la cristianización de las fiestas paganas del Imperio Romano. Para aquel entonces, en febrero se celebraba la festividad de Lupercalia en honor al dios Lupercus, guardián de los rebaños y dios de la fertilidad. Según la tradición, la sociedad gozaba de cierta “licencia sexual” durante todo el mes. También era habitual que los jóvenes veneraran a Cupido, dios del amor en la mitología romana, en estas fechas.
En vista del carácter “pasional” de esta celebración y de su vínculo con el amor de pareja, la Iglesia decidió sustituir la fiesta de Lupercalia por la festividad cristiana de San Valentín. Aunque pudiera parecer lo contrario, esta escogencia no fue al azar, ya que este santo es considerado por muchos como el patrono de los enamorados.
Valentín fue un médico y sacerdote romano, que vivió en los tiempos del emperador Claudio II, durante el siglo III. En aquel momento se prohibieron los matrimonios entre jóvenes, debido a que el emperador consideraba que los hombres solteros y sin familia eran mejores soldados al tener menos qué perder al ir a una guerra.
A pesar de este decreto, el sacerdote celebraba matrimonios en secreto, ya que opinaba que la medida era injusta. Por ello las personas lo tienen como santo de los enamorados. Eventualmente, Claudio II se enteró de las acciones de Valentín, por lo cual mandó a encarcelarlo y, finalmente, a martirizarlo y ejecutarlo en el año 270 d.C.
Miles de años después del establecimiento del 14 de febrero como Día de San Valentín, específicamente en 1969, la Iglesia Católica borró del calendario eclesiástico la festividad, por tratarse de un santo cuyo origen es probablemente una simple leyenda. Sin embargo, el año pasado el Papa Francisco celebró la fecha en el Vaticano por primera vez en la historia.
Independientemente de esto, la tradición de celebrar el amor continúa, aunque probablemente por motivos más sociales y comerciales que religiosos. Además, nunca está de más disponer un día para recordar lo hermoso e importante que es el amor.
Por: Daniela Ramirez
@danicaro13