Al momento de acercarnos a cualquier caballo, aunque sea el nuestro y en sí a todo animal, es importante que le hagamos saber dónde estamos y quién somos.
Debemos hablar para que nos ubique e identifique, para evitar que se pueda asustar.
Jamás nos acercaremos a un animal desde atrás. Si se trata de caballos domados, uno generalmente se puede acercar de frente, suavemente, hasta ver cómo reacciona; pero con un potro o caballo joven debemos ser más cautelosos.
Los potros puede que se alejen, pero evitamos una más que posible coz (si lo hacemos por la parte trasera), y que se asuste realizando alguna acción brusca (si vamos de frente).