José Gregorio Hernandez, el Dr. Hernández, nació en Isnotú, una pequeña localidad ubicada en el estado de Trujillo en Venezuela.
Fe conocido como un profesor culto, pues hablaba español, francés, alemán, inglés, italiano, portugués, dominaba el latín, era músico, filósofo y poseía profundos conocimientos de teología, así mismo exigente y se caracterizaba por la puntualidad en el cumplimiento de sus deberes profesorales. Formó una escuela de investigadores, quienes desempeñaron un papel importantísimo en la medicina venezolana. Discípulos de Hernández fueron, entre otros, el doctor Jesús Rafael Risquez, quien fue su sucesor en la cátedra de Bacteriología y Parasitología, y Rafael Rangel, considerado como el fundador de la parasitología nacional.
El 29 de Junio de 1919 mientras llevaba medicinas a un enfermo necesitado fue atropellado por un carro en la zona de la Pastora.
Los venezolanos lo veneran por sus virtudes como médico y por su vocación religiosa. Por esta razón, desde hace varios años se le atribuyen varios milagros y curaciones, tanto es así que en 1949 el Vaticano inicia su investigación y en 1986 le asignan la jerarquía de “Venerable” uno de los pasos en el proceso de beatificación según los parámetros de la Iglesia Católica.