Heredera de una famila poderosa de los Estados Unidos, se empeño en ser actriz de cine, bellísima, elegante, realmente una de las mujeres más bellas que ha pasado por el cine, ess fué Dina Merryl.
Era hija de la dueña de una marca de cereales muy importante y fué esposa del propietario de Colgate,
Provenía de una familia adinerada, y los estudios, ávidos de sustituir a la protagonista de ‘La ventana indiscreta’, la calificaron de «la nueva Grace».
Heredera de Post Cereals, había intentado trascender su condición de niña rica en la interpretación: estudió Arte Dramático en Nueva York y fue modelo para revistas como ‘Harper’s Bazaar’ o ‘Vogue’.
Pero en 1946, su matrimonio con Stanley M. Rumbough Jr. (heredero de la fortuna de Colgate-Palmolive), frenó su carrera cuando apenas había empezado, en un par de obras de teatro en Broadway.
No fue una estrella en plan estelar, pero sí una más que sólida presencia en algunos clásicos de los 50 y 60.
Desde mediados de los 60 fue una presencia habitual en toda serie de televisión que se preciara (‘Doctor Kildare’, ‘Bonanza’, ‘Batman’, ‘Misión Imposible’, ‘El Virginiano’, ‘Vacaciones en el mar’), mientras su popularidad entre los medios de comunicación continuaba: divorciada de Rumbough, en 1966 se casó con el actor Cliff Robertson, con el que tuvo otra hija, y del que se divorciaría en 1989.
Y mientras aumentaba su actividad filantrópica en mil y una organizaciones, ella nunca dejó de trabajar.
Fallecida el pasado lunes, a los 93 años de edad, quedará como ejemplo de alguien que pretendió vivir según sus propias reglas, más allá de lo que dictaba la normalidad de la aristocracia social.
Hay algo de lo que no hablaré nunca con la prensa: la fortuna de mi madre, ni la de mi marido. No quiero que se hable de mí como miembro de la alta sociedad neoyorquina, sino como actriz».
Paz a los restos de esta bellísma dama, que fué ima de las presencias más chic del cine norteamericano.
Inolvidable por bella, y por su intensa labor filantrópica, una gran mujer.