Estos han sido días de sorpresas ¡Y cómo!
Aunque ya despuntó la primavera y el frío “pelón” sólo lo tienen los merideños ,ya Abril abrió fuegos, y eso es suficiente motivo para que los personajes que mantienen iluminada a la ciudad le impriman la animación trepidante.
Muchos de ellos, ya están de vuelta a la vida mundana, como Jesús Enrique Montero “Divine”, ese jacarandoso aluvión de simpatías que hace rato largo puso pies en polvorosa, llegó a vuelo de golondrina por éstos predios, y como esos entrenadores de básquetbol, se aferra a rotaciones estrictas y suele dejar que sus amistades acudan a él, y así no languidece su talento.
Música trepidante, buen yantar y vinos , a temperatura ambiente hicieron gala de una noche que muchos de los parroquianos guardarán en el baúl de los recuerdos, a juzgar por la nueva temática vínica, cuyos precios es mejor ír a buscar en la luna.
No sin la alegría de otrora, los personajes de la nouvelle vague que siguen a Jesús Enrique, desde sus años mozos, acudieron a la cita e invocaron los aplausos del soberano, amén de los buenos augurios.
Algunos parroquianos se jugaron las cartas por aquello del nuevo repertorio, pues Divine marca todas las de ganar. Sus falsetes siguen causando furor, entre los que hacen reverenciales críticas al pop.
Esa misma noche, el grupo que aúpa a los diseñadores, y jóvenes talentos que derrochan talento, celebraron alborozados – como los que más – sus tres años de existencia, en el marco de un sarao que reunió a muchas de las caras conocidas del young set caraqueño, que en Valle Arriba, disfrutaron hasta el cansancio y brindó a la salud de todo bicho de uña.
David Guerra y Mónica Rodríguez, comandaron un grupo que dio rienda suelta a su imaginación para que todos los asistentes se sintieran como en casita.
Amén de Guido Tassini y de su esposa, la muy chipén-chipén Lilian Bensayán de Tassini, fue grato un paréntesis para degustar un almuerzo con minuta de rigor, de esos que evidiarían en el Ritz de París.
Fue al retorno de Lilian, cargada de gratas impresiones y de la felicidad que le prodigaron sus hijos allende los mares.
Una fina estampa de mujer, Lilian parece la hermana mayor de sus hijos. Además tiene un charm por arrobas, y un don de gentes como para regalar.
Punto y aparte para una grata vesperal de un mediodía que se recordará por mucho tiempo.
Por: Ramón Darío Castillo