El convento de carmelitas descalzas de Caracas, una historia del siglo XVIII pero que se mantiene con fuerza inimaginable en la memoria de los caraqueños aun cuando hace años que desapareció.
Fué doña Josefa Melchora de Aponte y Aguirre, viuda de Nicolás de Liendo, quien fundó este famoso convento caraqueño, se comenzó la construcción en 1727.
El futuro convento fué del agrado de la sociedad de entonces quienes hicieron numerosas donaciones para su construcción.
Con el convento en obras ya era posible que doña Josefa Melchora de Aponte y Aguirre tomara el hábito, tomando por nombre el de Madre Josefa de La Encarnación
En 1731 llegaron al puerto de La Guaira tres religiosas carmelitas provenientes de México para formar parte de la comunidad religiosa.
El día de San José de 1732, en una pequeña casa adaptada para servir de monasterio ubicada en Santa Rosalía, empezaron a funcionar, pero antes de cumplir el año, las monjitas mexicanas se quejaron y dos de ellas huyeran de regreso a su tierra muy asustadas , alegando que la casa estaba poseída y que no era posible continuar ahí.
Sor Josefa de San Miguel, fue la única que valientemente permaneció en caracas siendo la primera priora del monasterio.
No obstante, ya a estas alturas había un buen número de novicias, así que el año de 1736 en el que el convento definitivo, que estaba en construcción pudo ser ocupado y se inauguró finalmente 4 años después.
Luego del terremoto de 1812 el monasterio quedó en ruinas y tuvo que ser desalojado por seguridad de las religiosas, así que fueron trasladas a un recinto temporal: un solar, prestado por un benefactor del convento, las monjas regresaron a su convento apenas concluyeron las reparaciones.
El convento tuvo una vida regular y tranquila por más de un siglo, formando parte de la cultura religiosa y exquisita gastronómia de la capital hasta el 9 de mayo de 1874 cuando el General Antonio Guzmán Blanco decretó la exclaustración de los institutos religiosos de Venezuela, por lo que las 17 religiosas que habitaban el convento se vieron obligadas de abandonar el país.
Otra de las religiosas conocidas que formó parte de la historia de este monasterio fue es una de las hermanas de Andrés Bello: María de los Santos quién tomo el hábito en 1826, nieta de Juan Pedro López que se inspiró en las religiosas para crear algunas de sus obras; tambiién la hija del Marqués del Toro: María Margarita Rodríguez del Toro quien profesó en el convento en 1775, y una de las primeras poetisas venezolanas, María Josepha de los Ángeles Paz-Castillo.
Este edificio fue demolido y durante un tiempo el terreno funcionó como estacionamiento, finen 1957 se autorizó la venta del terreno al BCV y construyó la sede que hoy conocemos diseñada por el arquitecto Tomás Sanabria, y su diseño obtuvo el Premio Nacional de Arquitectura.
Pero la fama del convento y sus historias, forman parte de la memoria de la ciudad, pues fué parte importante de su vida y de los trajines capitalinos por muchos siglos.