Hablar de José Gregorio Hernández, es hablar del médico de los venezolanos. Un Doctor venerado y Venerable quien ahora será Beato y todo el país espera que prontamente un Santo, «San José Gregorio Hernández».
Trujillano que nació el Dr. 26 de octubre de 1864. Jose Gregorio Hernández Cisneros, su padre fue Benigno María Hernández Manzaneda y su madre Josefa Antonia Cisneros Mansilla.
Por línea materna, descendía del cardenal Francisco Jiménez de Cisneros (Cardenal Cisneros), quien fuera confesor de Isabel la Católica, fundador de la Universidad de Alcalá; y por vía paterna, a través del linaje de un tío bisabuelo, se emparentaba con el Santo Hermano Miguel (Francisco Luis Florencio Febres-Cordero Muñoz), eminente educador y escritor, miembro de la Academia Ecuatoriana de la Lengua, y correspondiente de la Real Academia Española.
Eminente médico
José Gragorio cursó sus estudios en la Universidad Central, graduandose en 1888. En 1889. Obtuvo una beca para estudiar en París y traer a Caracas equipos para los laboratorios del Hospital Vargas.
Estudio fisiología con Charles Richet y bacteriología con Isidore Strauss. De regreso en Caracas, en 1891 fue designado catedrático de Histología Normal y Patología, Fisiología Experimental y Bacteriología en la Universidad Central, fundando la primera cátedra de bacteriología.
El Dr. Hernández 1906 publicó en 1906 «Elementos de Bacteriología», primer texto de esta materia publicado en Venezuela. Posteriormente, Sobre la angina de pecho de naturaleza palúdica,primera descripción en el mundo de esta afección, así como de su correcta patogenia. Trabajó sobre el recuento globular, la bilharziosis, la nefritis amarílica y la terapia de la tuberculosis por el aceite de chalmoogra. Esta terapéutica, en opinión de Sanabria (1977), es una contribución original de Hernández a la literatura médica, si bien, por publicarla sólo localmente, no recibió reconocimiento internacional.
El 1909 fue nombrado profesor de la cátedra de Anatomía Patológica Práctica, la cual funcionó anexa al Laboratorio del Hospital Vargas, y de la cual se encargó hasta la creación de la cátedra de Anatomía Patológica de la Universidad Central, con asiento en el Instituto Anatómico, y que fue regentada por el doctor Felipe Guevara Rojas, en 1911.
Fue el fundador de la cátedra de Bacteriología, la primera de esta disciplina que se fundó en América, y la primera persona en Venezuela en publicar un trabajo de dicha disciplina (Elementos de Bacteriología, 1906).
José Gregorio Hernández es considerado el impulsor y pionero de la verdadera docencia científica y pedagógica en Venezuela, basada en lecciones explicativas, con observación de los fenómenos vitales, la experimentación sistematizada, prácticas de vivisección y pruebas de laboratorio. También coloreó y cultivó microbios e hizo conocer la teoría celular de Virchow. Por otra parte, es destacada su faceta como fisiólogo y biólogo, conociendo a fondo la física, la química y las matemáticas, ciencias básicas y trípode fundamental sobre la que reposa toda la dinámica animal.
Su labor docente fue interrumpida en dos ocasiones. La primera, cuando decide hacerse religioso y entrar en el monasterio de la orden de San Bruno en La Cartuja de Farneta, a la cual llegó el 16 de julio de 1908, y de la que regresó el 21 de abril de 1909, reincorporándose en mayo de ese mismo año a sus actividades académicas en la Universidad. La segunda vez que interrumpió sus actividades docentes fue a partir del 1 de octubre de 1912, cuando el gobierno dictatorial del general Juan Vicente Gómez decreta el cierre de la Universidad, ya que esta se había situado en contra de su régimen. Sin embargo, restablece su actividad docente en enero de 1916, tras la fundación de la Escuela de Medicina Oficial, que funcionó en el Instituto Anatómico. Hubo otra corta interrupción, pero esta vez sin apartarse del ámbito académico, ya que en 1917 viaja a las ciudades de Nueva York y Madrid para realizar estudios, quedando provisionalmente a cargo de sus cátedras el doctor Domingo Luciani. Reinicia su actividad docente el 30 de enero de 1918, hasta su muerte, atropellado por un automóvil, el 29 de junio de 1919.
Fue enterrado en la Iglesia de la Virgen de la Candelaria, en la Parroquia Candelaria en Caracas.
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