«¡Las mujeres, sí, soldados, las mujeres del país que estáis pisando combaten contra los opresores, y nos disputan la gloria de vencerlos!».
El 25 de abril de 1812 Monteverde ocupa la ciudad de San Carlos. Dos días antes, el 23, había derrotado a los patriotas en el combate de San José de Mapuey.
En San Carlos, Monteverde se encontró un batallón de aguerridas mujeres que le hicieron frente, no sólo a su ejército, sino también a la turba de pardos que saqueaba y quemaba las casas de la ciudad.
Este valeroso gesto de la mujer sancarleña fue reconocido por el Libertador en una proclama dictada en Trujillo.
Proclama a los soldados del Ejército Libertador de Venezuela, Cuartel General de Trujillo 22 de junio de 1813.
Vencedores de Carache, saben, el pueblo que vienen a rescatar es tan digno de vuestros heroicos sacrificios, que todo él está lidiando por la libertad o padeciendo por ella; hasta el sexo bello, las delicias del género humano, nuestras amazonas han combatido contra los tiranos de San Carlos, con un valor divino, aunque sin suceso. Los monstruos y tigres de España han colmado la medida de la cobardía de su nación, han dirigido las infames armas contra los cándidos y femeninos pechos de nuestras beldades, han derramado su sangre; han hecho expirar a muchas de ellas, y las han cargado de cadenas, porque concibieron el sublime designio de libertad a su dorada patria. Las mujeres, sí soldados, las mujeres del país que estáis pisando combaten contra los opresores, y nos disputan la gloria de vencerlos! todo hombre será soldado, puesto que las mujeres se han convertido en GUERRERAS, y cada soldado será un héroe por salvar pueblos que prefieren la libertad a la vida.
A nombre de la Patria, soldados, yo os congratuló y os encarezco la gratitud que Venezuela os debe.