A lo largo de la historia, las flores han sido utilizadas para multitud de fines, dada su gran variedad de significados, y la gran cantidad de emociones que transmiten. Así, no hace tantos años, nuestros antepasados utilizaban su lenguaje para transmitir mensajes ocultos a sus parejas.
Utilizar flores en la boda, se remonta a la época de loa antiguos egipcios, donde las novias tenían la costumbre de llevar hierbas aromáticas, como tomillo y ajo, con el fin de ahuyentar los malos espíritus. Una vez pasada la ceremonia, el ramo era comido por los novios con el fin de obtener ciertos poderes afrodisiacos.
La costumbre del ramo de novia se fue manteniendo hasta nuestros días, y llegó a Europa transformado en forma de ramo de flores. La flor que se utilizaba por esa época era el azahar, flor que simboliza la pureza, ya que en primavera, época que florece esta flor, era la fecha en la que se celebraban los enlaces.
En diferentes culturas y civilizaciones a lo largo de la historia, el uso del ramo de novia fue concebido con fines religiosos cuando la novia, al terminar la ceremonia religiosa lo ofrecía a sus dioses con el fin de ser protegida durante su matrimonio y tener descendencia sana y abundante.
Actualmente, el ramo de novia es algo más que un elemento supersticioso. Hoy en día es el complemento más importante de toda novia; el que le da personalidad y distinción. Con su ramo, la novia está diciendo como es, qué le gusta, que color es su favorito…por eso hay que dedicarle su tiempo a la hora de elegirlo; así como dejarse aconsejar por el experto floral para coordinar y enriquecer el estilismo de la novia. Por eso cuando se regala un ramo de novia se está regalando «algo más que flores», se regala parte de tu personalidad, parte de ti …Es como «otra unión» que se realiza con otra persona, la elegida.