, debido a su liderazgo durante la crisis de la deuda en Europa, la ola de refugiados y la intervención de Rusia en Ucrania.
Su política respecto de los refugiados le trajo varios inconvenientes a la jefa de Estado alemana, en tanto la oposición fue muy crítica como así una gran parte de la población, que se manifestó para que no entrasen más extranjeros al país. Pese a las trabas, Merkel continuó con su postura.
«El 2015 marcó el comienzo de sus diez años como canciller de una Alemania unida y líder de la Unión Europea, la más prospera del plane. Durante el verano, el gobierno de Merkel abrió las puertas a refugiados e inmigrantes; en diciembre, habrán ingresado al país un millón de personas que solicitan asilo», asegura la revista.