Lo que hoy conocemos como Plaza El Venezolano, fue el Mercado de San Jacinto, pero antes de ser plaza y mercado, fue un convento de frailes dominicos.
El 26 de junio de 1809, poco después de la llegada del nuevo Capitán General don Vicente Emparan, comenzó su vida el Mercado de San Jacinto, muy a disgusto de los frailes.
Entre los productos más recordados resaltan las caraotas negras de Chacao, los duraznos blancos de Galipán, las naranjas galipaneras, los cambures titiaros, los aguacates de Guarenas y los quesos de cabra y de mano traídos de El Hatillo, así como la leche de cabra y de vaca.
Este popular mercado, comenzó a decaer en 1948, y desapareció definitivamente a finales de 1953. En efecto, el Ayuntamiento, en vista «de haberse aumentado especialmente este pueblo en sus habitantes», y de ser ya insuficiente la Plaza Mayor, había resuelto habilitar para la venta de comestibles las de Altagracia, San Pablo y San Jacinto.