El crimen de la semana. El perverso Edmundo Chirinos

La cura fue peor que la enfermedad, una historia que bien supera la de cualquier película, libro o imaginación desbordada. Sucumbir ante las manos de su terapeuta fue el destino de Roxana Vargas Quintero, una estudiante de periodismo que protagonizó la crónica de su propio homicidio.
Con investidura de autoridad, moral y profesional de reputación intachable, Edmundo Chirinos, considerado para entonces referencia obligada de la psicología y psiquiatría en Venezuela, fue el autor del crimen.
Aquel hombre basado en las teorías de Freud, quien analizó innumerables casos desconcertantes, mentes criminales y conductas irracionales, era el mismo que atormentado por la relación amorosa que sostenía con la joven de 19 años, la asesinó convirtiéndose en su paciente más incomprendido, más frío y cuya personalidad todavía para muchos continúa indescifrable.
Llevada por su madre, Ana Teresa Quintero Morales, al consultorio por padecer de depresiones, bulimia y anorexia, Roxana confió-como todos- en Chirinos, su “curador”. Nadie siquiera imaginaba que detrás de la figura de la psiquiatría más importante del país, habían tantos secretos ocultos como los de sus pacientes.

La aspirante a periodista significó un número más en la larga lista de muchachas que la presidieron, pero sería ella quién destapara la oscura historia que se escondía detrás del reconocido terapeuta.
Pero, ¿el conocimiento profundo de la mente humana lo ayudó en sus objetivos?, ¿cómo aplicaría las teorías para mantener por tantos años el secreto de su perversión?, e innumerables preguntas nos hicimos cuando pasó de ser la “leyenda de la psiquiatría” a un “frío asesino”.
El 14 de julio de 2008, fue el principio del fin para el psicólogo, el cuerpo de Roxana fue hallado en un terreno baldío de Parque Caiza, Caracas.
Ese fue el epílogo de una escalofriante historia que comenzó desde la entrada al consultorio de Edmundo Chirinos en 2007. Una cura de sueño el primer día, una violación, el diagnóstico de esquizofrenia, una supuesta venganza de la muchacha que se convirtió en atracción, terminó con su muerte.
Al encontrarse el cadáver de la joven, las acusaciones apuntaron de inmediato hacia el psicólogo, aparentemente compañeras y hasta la madre de Roxana, tenían conocimiento de lo que ocurría entre ambos.
Chirinos entonces, tuvo que hacer uso de su histrionismo y control emocional para no ceder ante la presión de investigadores, medios de comunicación y toda una sociedad que lo veía como una eminencia.
Finalmente la verdad salió a la luz, las pesquisas lo señalaron como el asesino de Roxana, fue el último en verla, y acabar con la vida de la estudiante de un golpe contundente en la cabeza. El crimen se cometió en el consultorio, sitio destinado para los encuentros furtivos de ambos.
Tras innumerables entrevistas ofrecidas, donde de manera pasiva aseveraba su inocencia, en septiembre de 2010 el famoso y ya demacrado doctor de 73 años, fue condenado a 20 años de prisión en Yare II, estado Miranda, y para 2012 su séquito de abogados le consiguió el beneficio de “casa por cárcel”, por su avanzada edad y los problemas de salud que presentaba para entonces.
El 24 de agosto de 2013, el cuerpo del médico fue hallado en su residencia, tras sufrir una neumonía severa.
¿Qué había en la mente del psiquiatra asesino?
Varias preguntas se deslindan a partir de esta historia, la personalidad perversa de Edmundo Chirinos, aún después de su muerte resulta un enigma, para quienes lo veían de manera recurrente en sus diferentes facetas dentro del acontecer venezolano. Siempre tenía una opinión, una certeza, y una razón ante cualquier hecho trascendental que se presentára.

¿Cómo podría definirse la personalidad fría y calculadora con la que actuó durante años Chirinos? La psicóloga Yennifer Monht, sostiene que un asesino se hace, Chirinos no nació pensando en matar gente, en su haber bastó un crimen visible y escandaloso. “El asesino es una construcción social, como la orientación sexual. En el caso de Edmundo Chirinos, no actuó en base al miedo, se aprovechaba de su posición como psiquiatra, le permitía cierto poder, era muy inteligente”.
Asimismo, refiere que existen tres grandes estructuras de la personalidad que son la neurosis, la psicosis, y la perversión, y dentro de ellas hay particularidades del sujeto.

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