El Lago de los cisnes, precioso ballet y su primera presentación en 1887

El Lago de los cisnes, precioso ballet y su primera presentación en 1887

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El estreno de “El lago de los cisnes” tuvo lugar el 4 de marzo de 1877 en el Teatro Bolshói de Moscú.

Nos encontramos un cuento de hadas-ballet estructurado en cuatro actos, encargado por el Teatro Bolshói en 1875 y estrenado en 1877. La música fue compuesta por Piotr Ilich Tchaikovsky; se trata de su op. 20 y es el primero de sus ballets. En la producción original la coreografía fue creada por Julius Reisinger. El libreto se cree que fue escrito por Vladimir Petrovich Begichev y Vasily Geltser, basándose en el cuento alemán Der geraubte Schleier.

Contrario a su gran reconocimiento actual, esta obra estuvo rodeada de reveses desde su estreno; además de su pobre producción inicial, de la cual se han perdido algunos registros, las creaciones de la música y la original coreografía no fueron paralelas debido a desacuerdos técnicos entre las partes, pues Chaikovski (poco familiarizado con la composición de ballets) trabajó de forma rápida, innovadora y despreocupada en una partitura que terminaría desconcertando a Reisinger. Todo ello hizo que la obra no fuese bien aceptada ni por el público ni por la crítica la cual se expresó con palabras como “difícilmente se convertirá en un ballet de repertorio y nadie lo va a lamentar”. Sin embargo, el 15 de enero de 1895 en el Teatro Mariinsky de San Petersburgo esta misma obra logra su primer gran éxito con una nueva coreografía a cargo de Marius Petipa y Lev Ivanov.

La función fue a beneficio de la bailarina Pelageya Karpakova, también conocida como Polina Karpakova. Ella misma interpretó el papel de Odette junto con el primer bailarín del Teatro Bolshoi Victor Gillert como príncipe Sigfrido.

El estreno no fue bien recibido, obteniendo una crítica casi unánime acerca de los bailarines, orquesta y escenografía. Por desgracia la magistral partitura de Tchaikovsky se perdió en la debacle de la pobre producción. Aunque hubo algunos que reconocieron sus virtudes, la mayoría consideró que era demasiado complicado para el ballet. La música de Tchaikovsky les pareció “demasiado ruidosa, demasiado wagneriana y demasiado sinfónica”. Los críticos también arremetieron contra la coreografía de Reisinger que pensaron que era “poco imaginativa y en conjunto poco memorable”. La producción no triunfó debido a varias razones. Los orígenes alemanes de la historia de El lago de los cisnes fueron “tratados con desconfianza mientras que la historia en sí fue considerada “estúpida” con apellidos impronunciables para sus personajes”.

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