Descendiente de uno de los hermanos de Napoleón Bonaparte, y fué heredera de una incalculable fortuna.
Casada con el príncipe Jorge de Grecia, Marie Bonaparte (1882-1962) ejerció un papel decisivo en la difusión del psicoanálisis en Francia. Educada por una abuela autoritaria y un padre distante, descubrió en el mundo de las letras y de la cultura un bálsamo capaz de compensarla de la soledad de su infancia y de un matrimonio decepcionante.
Amante, entre otros, de un primer ministro francés, y tenaz escrutadora de sus propios síntomas psicosomáticos, descubrió a comienzos de los años veinte el movimiento psicoanalítico.
En 1925 se hará analizar por el propio Sigmund Freud, y entre ambos nació una amistad que duró hasta la muerte del gtan cientifico.
Con el tiempo, ella misma se convertirá en una respetada psicoanalista. Su dinero e influencias le permitieron ayudar a muchos intelectuales judíos a escapar del acoso nazi, entre ellos a Freud, una parte importante de cuya correspondencia salvó de la destrucción.
Comprometida defensora de muchas causas perdidas, a lo largo de su vida se implicó asimismo en la lucha contra la ablación y la pena de muerte.