Han pasado ya tres años desde la cena de Nochevieja en casa de Amalia, y su vida y la de sus hijos desde entonces ha sido una montaña rusa de emociones, de alegrías y de pérdidas. Esta tarde han vuelto a reunirse en su casa para merendar con una invitada muy especial que ha podido conocer por primera vez a la familia al completo y a una Amalia que ha desplegado sus mejores y peores habilidades, lo que en definitiva la hace ser a la vez la entrañable y desquiciante madre de esta particular familia.
Así empieza Un perro. Con Fer sentado en la cafetería que hay junto a la casa de su madre, y con la repentina aparición de Amalia, que acaba de sacar a pasear a su perrita Shirley una vez terminada la merienda que han tenido todos en su casa. Y Fer, que por no preocuparla decide mentir y no explicarle por qué está ahí solo, sin R, su perro. Pero no podrá mantener el misterio demasiado tiempo. Amalia, a pesar de su particular manera de ser, se da cuenta de todo y acompañará a Fer en su silencio hasta que decida contárselo todo. Con la noticia llegarán también sus hermanas. Y aquí es donde empieza, o mejor, se retoma, el encuentro familiar.
La larga espera que viven todos los miembros de la familia sin saber de R abre fisuras familiares mal remendadas durante los últimos años. La vida supuestamente tranquila de los cuatro queda al descubierto y se ponen de manifiesto temas que hasta entonces no se habían tocado. Aparecen cuentas pendientes, malas respuestas, llagas abiertas, pero también buenos recuerdos, situaciones de lo más cómicas y mucho, pero que mucho cariño.