Hace casi 30 años, Escandinavia, y en concreto el Cabo Norte, al norte de Noruega, suscitaban un especial atractivo, sobre todo por ir al lugar más septentrional de Europa y conocer el curioso fenómeno del sol de medianoche.
El lema de la oficina de turismo dice que Noruega es un país de cuento. Y sin duda así lo parece por sus amplios paisajes que combinan montañas nevadas, fiordos y lagos, y en los que apenas encuentras pueblos.
Más bien son agrupaciones de casas de madera, con coloridas fachadas, a orillas del mar. Son pequeños puertos pesqueros que bajo la luz del sol tienen un increíble encanto.
Ahora al norte de Noruega se llega de otra forma. Casi nadie se recorre toda Europa por carretera para ir al Cabo Norte, aunque todavía es posible ver algunos grupos de motoristas.
Honningsvag en la isla del Cabo Norte en el norte de Noruegam pero eisten las maneras
habituales es llegar en un crucero que recorre los fiordos noruegos (suelen programarse más de cien escalas durante la temporada de verano).
O llegar en avión a Tromso o a algún aeropuerto más cercano, como el de Hamerfest, para completar el recorrido en autobús. Esto lo facilita la compañía de vuelos locales Wideroe, con sus pequeños aviones de hélices.
El tiempo es excepcionalmente frío (no es ningún problema si vas bien equipado), el contraste entre los paisajes nevados y los días soleados de los que disfrutamos, resalta de forma increíble la belleza de los paisajes y, sobre todo, de los pequeños pueblos.
Eso sí, llama la atención la gran variabilidad del tiempo a lo largo del día: nevada, apertura del cielo, sol, y al poco, de nuevo una gran nevada, para terminar con sol.
Esta época es asimismo la ideal para conocer el curioso fenómeno del sol de medianoche.
No terminas de acostumbrarte a que durante las horas ¿nocturnas? no solo hubiera una claridad casi como durante el día, sino que incluso se vea la luz del sol. En mi caso, no tuve ningún problema para dormir; es más, lo hacía con las cortinas de la ventana abiertas.
Puedes disfrutar de determinadas actividades turísticas que no existían antes, como las excursión para avistar pájaros en Gesvaer, o la posibilidad de pescar cangrejos reales.
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