Religiones paganas en la Antigua Roma y Grecia son atribuidas como las primeras en usar el velo de novia. Curiosamente no eran blancos, como en el actualidad, sino, rojos o amarillos y servían para proteger a la novia de espíritus malignos que quisieran quitarle su pureza.
Este significado se conservaría durante la Edad Media y se extendería por Inglaterra como símbolo de la ingenuidad, el recogimiento y la virginidad de la novia, y así se presentaba ante el futuro marido.
También hay que recordar que desde la antigüedad los matrimonios se acordaban entre las familias, y los novios recién se conocían en el altar el día de la boda, las novias empezaron a llevar un velo que cubría su cara hasta que eran declarados marido y mujer, luego el novio ya podía conocer el aspecto de su esposa. De esta forma, se impedía que su prometido la rechazara al verla si ésta no era de su agrado.
En la actualidad, el uso o no de velo es una cuestión de gustos, por lo general no cubre el rostro, aunque también esta permitido, el velo ha quedado como un elemento decorativo y en muchas ocasiones las novias optan por tocados o coronas de flores.