Leopoldo Betancourt un orgullo para todos los venezolanos, considerado por la prensa internacional, como el número uno de Venezuela ¡
Un pianista maravilloso, que por donde pasa deja el nombre de Venezuela en alto, sensible, educado, culto, gran caballero.
Esta entrevista la sabemos apreciar y consideramos un lujo poderla traerla a ustedes.
¡Gracias Leopoldo, siempre encantador!
¿Cómo es la preparación antes de un concierto? ¿Nervios, serenidad? ¿Algún ritual antes de salir a tocar?
-Para dar un concierto en público lo más importante es haber estudiado muy bien el repertorio del concierto y saber lo que queremos comunicar… de manera que resulte un agrado el hacerlo y poder entregarnos a la música sin limitaciones. Siempre existen los nervios … esas pequeñas mariposas que se le mueven en el estómago, pero trato de concentrarme en el programa que voy a ejecutar. No tengo ningún ritual en particular… me tomo un te negro con bastante azúcar, para darme algo de energía, y trato de estar solo en mi camerino 10 minutos antes de salir a escena. Generalmente los conciertos duran una hora y media.
¿Por qué el piano y no otro instrumento?
-Por qué de pequeño en mi casa había un piano y un día a los 4 años me subí a la banqueta y empecé a tocar lo que se me ocurría… así mis padres decidieron llevarme al conservatorio cuando tenía 6 años. Desde entonces he sentido el piano como parte de mí y de mi lenguaje… me imaginaba que a través de él podía contar historias y desde entonces no he dejado de contarlas.
¿Cuándo te diste cuenta o supiste que querías dedicar tu vida al piano?
-Desde Siempre… No me puedo imaginar sin poder tocar el piano… Inclusive cuando estudiaba medicina siempre encontraba el tiempo para dedicarme un poco a estudiar lo necesario.
Ser médico y pianista, ¿es acaso el piano la medicina para el alma?
-Ser médico y pianista no es una contradicción. Por lo contrario, pueden ser complementarios. En ambos se establece una relación entre el Artista o el Médico y las personas… la relación Artista-público y la relación Médico-paciente tienen una correlación muy particular… Ambas relaciones se basan en la comunicación y en ambas debe haber una absoluta entrega de las partes. Cuando un Paciente va al médico va desnudarse desde el punto de vista íntimo, buscando una sanación y cuando una persona va a un concierto va también dispuesto a desnudarse, a abrir sus sentidos para que la música penetre en su intimidad. La idea del artista es la de producir un efecto en el público que cambie su emocionalidad… Así cuando el público sale del concierto tiene la sensación de estar más vivo que nunca… (Claro esta si el concierto ha cumplido su cometido) … Como una especie de sanación del alma y una renovación de la esperanza. Como ven en ambos casos hay esa especie de búsqueda de sanación a través del conocimiento, la comunicación, la entrega y la emoción.
¿Cómo es la integración entre el tema a tocar y tú, antes de interpretar alguna pieza? ¿te conectas con la pieza que vas a ejecutar?
-Siempre me conecto profundamente con las obras que ejecuto. No es posible producir emoción alguna si uno no la ha experimentado y para ello debo estar entregado e integrado totalmente con la obra que estoy ejecutando.
¿Cuál es tu melodía favorita?
-Muchas… sobre todo que en cada estilo musical hay un vasto universo de obras maestras que son legado de la humanidad. Puedo decir que en la música académica (Conocida como música clásica) mi periodo favorito es el periodo románico donde entran los compositores como Chopin, Schumann y Liszt pero hay obras de Beethoven como la sonata Apassionata que me parece una obra trascendental y por supuesto no podría dejar de mencionar el legado musical de Mozart y Bach. En la Música Folclórica, popular o Urbana me gusta sobre todo la música Latinoamericana, compositores como Gardel, Manzanero, Agustín Lara etc me permiten hacer arreglos de sus composiciones que disfruto enormemente.
¿Qué te inspira en tu día a día?
-La experiencia de vivir… mientras más intensamente mejor.
¿Algún recuerdo o anécdota de un concierto en especial?
-Muchas… pero una en especial por ser divertida que sucedió en Barquisimeto ejecutando el concierto de Mendelssohn con la Orqueste Sinfónica de Lara. Resulta que al piano no se le cerraron los frenos de las ruedas y a medida que iba tocando cada vez tenía el piano más lejos de la banqueta y tuve que ponerme de pie para seguir el concierto hasta que el público se subió a la tarima para sostener el piano que casi se cae del proscenio. Todo se arregló y volvimos a empezar
¿Una frase para los lectores de la revista?
Que la vida es mucha más de lo que imaginamos y siempre hay un tiempo para recibir una caricia de la felicidad.
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Por: María Beatriz Frías-Muñoz
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