El 22 de abril de 1451 nació Isabel «La Catolica», Reina de Castilla desde 1474 hasta 1504, Reina consorte de Sicilia desde 1469 y de Aragón desde 1479, por su matrimonio con Fernando de Aragón.
Tras la repentina y extraña muerte de su hermano Alfonso, más conocido como Alfonso el Inocente, quien sucedía en línea directa al trono era Isabel I. Sin apenas soñarlo llegó a ser la reina de Castilla.
Al casarse con Fernando II de Aragón, secretamente, el 19 de octubre de 1469, recibe también el título de Consorte de Aragón, al convertirse éste en rey en 1479. Ellos eran primos segundos, por lo que necesitaron de una bula papal para ser aceptados y reconocidos como reyes. Esta la consiguieron a través del entorno de Isabel I, falsificando una bula anterior que le había sido concedida a Fernando II, por el papa Pío II, en 1464. Esa bula permitía casarse con cualquier princesa que tuviera hasta un tercer grado máximo de consanguinidad. (Ver artículo: Vasco da Gama)
Se casaron en el Palacio de los Vivero, de Valladolid, España. Esta unión le trajo muchos problemas a Isabel con su hermanastro Enrique IV. En 1471, la Bula de Simancas, emitida por el papa Sixto IV, exoneró la consanguinidad de los principes Isabel y Fernando. Todo esto, tras un arreglo con el Cardenal Rodrigo de Borja, quien pidió a cambio la ciudad de Gandía, a su hijo Pedro Luis (futuro papa Alejandro VI). Ese trato se cerró en 1485.
El título Isabel La Católica, le fue otorgado por el papa Alejandro VI, gracias a la bula Si convenit, del 19 de diciembre de 1496. A raíz de ello, son conocidos Isabel y Fernando como Reyes Católicos de España, título que sería utilizado a través de todos los tiempos por los siguientes reyes de España.
Una de las mujeres más importantes de la historia.
Isabel I tuvo cinco hijos en su matrimonio con Fernando de Aragón, cuatro hembras y un varón.
Tras largas y cruentas luchas, Isabel y Fernando pudieron obtener el trono, en las cuales se enfrentaron al rey Enrique IV, durante el Conflicto por la Sucesión de Enrique IV de Castilla, y posteriormente, tras la muerte de Enrique IV, contra los seguidores de Juana, en la Guerra de Sucesión Castellana, entre 1475 y 1479, que involucró a los reinos de Portugal y España.