La boda de Carlos V e Isabel de Portugal, esposos que se amaron

La boda de Carlos V e Isabel de Portugal, esposos que se amaron

Dicen que el flechazo fue inmediato. Luego de que la boda fuera formalizada el 1 de noviembre de 1525, esto por poderes, teniendose que repetir el 20 de enero de 1526,  dado que eran primos  hermanos y  necesitaron una segunda dispensa papal. Pero cosas normales de la época, aun no se conocían.

De este modo a finales del mes de enero partió Isabel  hacia España, fue recibida entre Elvas y Badajoz el 7 de febrero el duque de Calabria, el arzobispo de Toledo y el duque de Béjar. De allí se dirigieron a Sevilla, donde se celebrarían los esponsales.

El 3 de marzo de 1526 llegaba Isabel a Sevilla. Hizo su entrada por la puerta de la Macarena. Sevilla la recibía con sus mejores galas.  Desde la Macarena y hasta la Catedral había instalados siete arcos triunfales que simbolizaban las virtudes del buen soberano, la Catedral estaba adornada con tapices, joyas y lujosas antorchas.

A su llegada a la Catedral, en la Puerta del Perdón, la recibieron el Cabildo de la Iglesia con todo el clero y las cruces de las iglesias de la ciudad quienes la acompañaron al interior de la Seo sevillana donde Isabel oró ante el altar mayor y posteriormente salió por la otra puerta para dirigirse al Alcázar, donde esperaría la llegado de su esposo el Emperador.

Una semana más tarde, el 10 de marzo, sería Carlos V quien repitiese el recorrido. Desde la Puerta de la Macarena se dirigió hacia la Catedral pasando por los siete arcos triunfales entre los vítores y alabanzas de los sevillanos. Al llegar la Puerta del Perdón entró acompañado del Te Deum laudamus – un himno de acción de gracias– hasta el Altar Mayor, allí rezó y después partió al Alcázar para encontrarse con Isabel.

Según los cronistas de la época, fue unnenamoramiento súbito, por  lo  que Carlos dispuso que el matrimonio se celebrase esa misma noche. La ceremonia, oficiada por el Cardenal Salviati. tuvo lugar en el actual Salón de Embajadores. Los padrinos fueron el Duque de Calabria y la condesa de Odenura y Faro. A medianoche se habilitó un altar en la cámara de Isabel donde el arzobispo de Toledo ofició una misa y veló a los novios.

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