Los primeros villancicos fueron compuestos por los evangelizadores en el siglo V con el fin de llevar la Buena Nueva a los campesinos que no sabían leer. Sus letras hablaban en lenguaje popular sobre el misterio de la encarnación y estaban inspirados en la liturgia de la Navidad.
Se llamaban “villanus” al aldeano y con el tiempo el nombre cambió a “villancicos”. Éstos hablan en un tono sensible e ingenioso de los sentimientos de la Virgen María y de los pastores ante el Nacimiento de Cristo. En el siglo XIII se extienden por todo el mundo junto con los nacimientos de San Francisco de Asís.