Un elemento fundamental en los carnavales de antaño era el de las famosas “Negritas”, mujeres que se ocultaban bajo un disfraz que consistía en una malla o mono enterizo negro y otra malla negra que tapaba su rostro, a la cual le dejaban sólo agujeros para los ojos, los orificios nasales y la boca.
“Se pintaban la boca de rojo y se colocaban collares o prendas exageradas y por lo general se ponían ropa interior sobre el mono, es decir, sostenes y pantaletas”.
“Los muchachos nos íbamos a festejar en los clubes y dejábamos a nuestras novias en sus casas. Al llegar, cada ‘Negrita’ corría y agarraba al compañero con el que quería bailar toda la noche. Ellas nos podían besar y tocar donde quisieran, pero nosotros no y al que se intentara propasar lo pinchaban con un palito de madera que tenía la punta afilada”, evocó Romero.
Según el escritor, la representación de las “Negritas” proviene de las manifestaciones carnestolendas de islas como Trinidad y Tobago, donde se realizan exuberantes festividades de carnaval donde las mujeres afrodescendientes son las más llamativas y utilizan accesorios muy vistosos y coloridos.
“Las ‘Negritas’ eran casi siempre muchachas recatadas y tímidas que al disfrazarse podían realizar cosas que no hacían en su vida cotidiana. Siempre te decían entre juegos y con una voz muy fina y peculiar: ‘¿A qué no sabes quién soy?’”, expresó entre risas. Las novias de los asistentes a los clubes y eventos donde estaban las “Negritas”, comenzaron a ponerse celosas, por lo que también empezaron a utilizar el peculiar traje y a asistir a las fiestas sin que ellos lo supieran.
“Unos cuantos se llevaron un susto al enterarse de que la “Negrita” con la que había compartido toda la noche era su novia o su esposa. Era muy gracioso”.
Con la llegada de la televisión a Venezuela en los ’60, muchas de estas tradiciones comenzaron a perderse, por lo que las “Negritas” fueron desapareciendo de los carnavales,
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