Famosísimas por la leyenda que quiso ver en ellas a la duquesa de Alba, las Majasson, quizá, lo más conocido en la obra de Goya, y sin duda lo que más literatura extraartística ha producido. Paradójicamente, son también las obras de las que se posee menos información documental. Se ha supuesto, por razones técnicas, que se pintaron hacia 1797-1798, pero no es seguro que sean contemporáneas, y en realidad nada se sabe acerca de ellas hasta que aparecen en 1808 en la colección de Godoy, calificadas de “gitanas”. Desde 1808 estuvieron en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, con los bienes incautados a Godoy, y en 1901 pasaron al Museo del Prado.
En ambas pinturas se retrata de cuerpo entero a una misma hermosa mujer recostada plácidamente en un lecho y mirando directamente al observador. Aunque no se trata de un desnudo mitológico, sino de una mujer real, contemporánea de Goya, e incluso en su época se le llamó La gitana, las primeras referencias al cuadro refieren a una Venus.
Ambas están expuestas en el Museo del Prado en Madrid.