Los pensamientos y las emociones son entidades energéticas con indicadores físicos demostrables. Su presencia puede medirse a través de la actividad eléctrica cerebral, la electroencefalografía y por la captación de glucosa y oxígeno en resonancias magnéticas. La presencia y la naturaleza de los pensamientos y las emociones también se pueden detectar en la sangre en la forma hormonas y neuropéptidos. Estos últimos son las proteínas de los nervios. Substancias químicas que regulan casi todos los procesos vitales de las células y también la forma en que éstas se comunican entre sí.
Los Neuropeptidos y las hormonas se producen en respuesta inmediata a los pensamientos, las emociones, la actividad física, la amenaza percibida y los alimentos ingeridos. Ambos viajan en el torrente sanguíneo y se unen a las membranas celulares que producen receptores correspondientes. Una vez que un neuropéptido se une a la membrana celular, se produce una reacción que afecta el núcleo y el genoma de la célula.
Nuestros pensamientos y estados de ánimo tienen gran influencia en nuestra salud física. Ambos afectan el sistema nervioso debido a la acción de los neuropéptidos, que transmiten los mensajes entre la mente y el cuerpo. Los neuropéptidos, que unen la percepción del cerebro con el cuerpo y las emociones, cambian constantemente su configuración, reflejando los diferentes estados emocionales. Cuando el estado mental y emocional está desequilibrado, los neuropéptidos harán aparecer síntomas físicos en el cuerpo.
Cada emoción está asociada con un neuropéptido específico, por lo que si tendemos a experimentar una emoción particular, nuestra estructura celular se irá acomodando para albergar al neuropéptido asociado con dicha emoción. Así, nuestro cuerpo se debilitará o fortalecerá dependiendo de nuestro estado mental y emocional.
Lo que registramos como emoción es energía moviéndose a través del cuerpo. Podemos sentirlo como contracciones o calma, tensión o expansión. La palabra emoción proviene del latín, “emotere”, que literalmente significa energía en movimiento. Per se, la energía emocional es neutral. Son las sensaciones y reacciones fisiológicas lo que hace que una emoción sea positiva o negativa.
Ante estados de ánimo, pensamientos, y actitudes como la esperanza, el amor, el optimismo, la empatía, la aceptación, la alegría, el humor, la inspiración y la confianza, se liberan endorfinas, las cuales generan respuestas fisiológicas positivas. En tanto que las emociones, estados de ánimo, pensamientos y actitudes como la culpa, la vergüenza, la apatía, el miedo, el odio o la ira, liberan sustancias químicas que deterioran el sistema inmune y otros sistemas del cuerpo, causando además daños en los órganos afectados.
Controlando nuestros pensamientos, podemos controlar nuestras emociones y por ende, lograr que los neuropéptidos y hormonas nos ayuden a generar un estado saludable en nuestra mente y cuerpo físico.
En nuestra mente se encuentra la llave de nuestro bienestar. ¡Aprendámosla a usarla!
Por: Lidia Nester
Que tengas una hermosa existencia,
LUZ Y PAZ PARA TI,
LIDIA NESTER
Especialista en Medicina Complementaria y Alternativa
Maestra Terapeuta Holística
Personal Coach
Ansiedad, depresión, problemas de pareja, sanaciones a distancia
PARA TERAPIAS EN CUALQUIER PARTE DEL MUNDO,
CONTÁCTAME POR:
Lidianester25@gmail.com
http://www.lidianester.com/
https://www.facebook.com/lidianesterint
Twitter e Instagram: @lidia_nester